lunes, 5 de mayo de 2008

Cronotaja Nº 16 + 17 + 18 -- Porque no hay dos sin tres

Estoy de vuelta, gentuza lectora.

No es que me hubiese ido a ningún lado, pero hace más de una semana desde la última Cronotaja. Y sabiendo la mierda que escriben los demás gaiteiros... marikitas.

No hay ningún motivo en especial para no haberos contado todavía nuestras tres últimas noches de fiesta, simplemente se aunaron mi vagancia y unas resacas considerables. Y como nadie me paga por esto, pues no importa demasiado (aunque se aceptan donaciones alcohólicas, bien sea una botellita de los 100Gaiteiros envuelta en papel de periódico o un cubata cuando me veais de noche, no pido mucho).

Así que una vez aclarado el tema (no que os deba yo a vosotros aclaraciones, por supuesto), entremos directamente en materia. Para vuestro disfrute y el mío, sobre todo para el mío, para que negarlo: ¡Cronotaja Nº16 + 17 + 18 - Porque no hay dos sin tres!

La primera fiesta que nos ocupa en esta nueva Cronotaja es la del miercoles en Santiago (ciudad de sospechoso olor) para la Ascensión.

Realmente no tengo ni puta idea de que carajo se celebra en la Ascensión, pero es más que probable que sea cualquier chorrada en plan "¡Colguemos a ese carpintero mágico de una cruz!"

¿Quién sabe? Yo no. Y si no tiene nada que ver con el advenimiento de los 100 Gaiteiros Dorados, prefiero que tampoco me lo explique nadie. Me basta con saber que se monta una fiesta en la que hay 100Pipers y vasos de sidra.

Al ser víspera de festivo salía el último tren pronto de cojones y yo llegué de milagro. Fue en plan subirme al tren, avanzar un poco, sentarme con estos y arrancar el cacharro. Y eso que salió con retraso. Que los 100 Gaiteiros Dorados bendigan a los operarios de la RENFE.

El viaje en tren se hizo rápido, comentando con la Señorita (y una mierda) Fra los detalles de su última papa de categoría cinco y leyendo la Coure. Descubrí que el culo de Beyoncé no es tan maravilloso como creía y que a Amy le queda muy poquito de vida. Me gustaría irme de fiesta con ella (con la Winehouse) por lo menos una vez antes de que vaya a reunirse con los Gaiteiros Dorados, tiene que ser la decadencia alcohólica personificada.

Cuando llegamos a Santiago, el Pekeñín y yo nos separamos de Fra y Sonia y fuimos en busca de Gerard. Y joder si nos fue fácil encontrarlo, nada más salir, nos sorprendió un resplandor de un blanco cegador que nos dejó medio ciegos.

Cuando dejamos de ver motitas blancas, descubrimos su origen. Era Gerard... ¡¡de blanco!! Es decir, ¡no de negro! Se que es difícil de aceptar, pero por los Cien Gaiteiros Dorados lo juró, así me convierta en un abstemio marikita.

Sé que os cuesta creerlo, pero no sois los únicos, el propio tejido de la realidad estuvo a punto de desgarrarse cuando Gerard se puso ese jersey blanco sobre aquella camiseta rosa, el continuo espacio-tiempo a punto estuvo de derrumbarse y dicen por ahí que el mismísimo Chuck Norris temió durante una milésima de segundo por su vida.

Ese es el poder de Gerard el Blanco. No lo subestimeis...jamás.

Una vez el Pekeñín y yo dejamos de temblar (de puro pavor), nos dirigimos los tres a cenar donde ya nos esperaban los demás. Cenamos tranquilos y después vimos la prórroga del Chelsea-Liverpool con unas cañitas.

El resto de la noche se dividió entre la Alameda (a.k.a. el puto barrizal de los huevos) y los pubs. En la Alameda hicimos un poco el gilipollas (gran momento con la tipa de rojo acojonada por nuestros comentarios de corte psicópata) y nos pimplamos entre Gerard el Blanco y un servidor una sanísima botella de los Cien Gaiteiros.

Del "puto barrizal de los huevos" nos fuimos para la zona pubs el Pekeñín Gerard el Blanco y yo. Los demás se quedaron atrás y según me dijeron después estuvieron en los coches de choques y demás atracciones. Bien por ellos.

De los pubs no hay demasiado que comentar, la cantidad ingerida de alcohol siguió aumentando y mis recuerdos siguieron disminuyendo. Recuerdo Retablo y Duplex, perder al más pekeño de entre los mortales y después que Gerard el Blanco usase sus albos pectorales para abrirse camino entre la escoria y así poder entrar los dos en Liberty. Allí cayó una copa a medias, claro signo de que la pasta empezaba a escasear y un poco de gilipolleces variadas. Me puse un sombrero que por alguna extraña razón no robé.

De todos modos, uno de los mejores momentos fue nuestra retirada. Ya fuera de Liberty, el hombre de la Blanca Armadura y yo decidimos poner rumbo a la estación. Pero claro, como somos gente sana y debidamente alcoholizada, a esas horas teníamos la urgente necesidad de comer algo, pero (y porque somos gente debidamente alcoholizada) lo que no teníamos era un puto duro.

Así que ya me veis a mi entrando en cada cajero que veía delante para intentar sacar pasta. Lo que pasa es que aun no había cobrado (fue esa una noche patrocinada por el Pekeñín)y lo de sacar pasta cuando no hay es complicadillo. Claro que cada vez que veía un cajero nuevo, me olvidaba de que no había podido sacar pasta hacía tres minutos, y volvíamos a entrar los dos a ver si había cobrado... Las delicias del alcoholismo.

Pero aun quedan dos grandes anécdotas de Gerard el Blanco antes de llegar al tren.

Para empezar, pese a todo el poder que le confiere su BlancoJersey, todavía sigue siendo incapaz de sumar moneditas, ya que ni con el "importe exacto" quería darle de comer una maquina expendedora.

Y para acabar (calado), su magnífica caída/"bañito de última hora". Bajamos los dos corriendo por la Plaza Roja esa (el porqué es tan misterioso para mí como para vosotros, gentuza), cuando el Señor Blanco (y no hablo de Harvey Keitel, precisamente) decidió que echaba de menos sus bañitos nocturnos en el Orzán y acabó metido hasta las rodillas en una fuente o estanco o lo que sea que tienen por ahí escondido los jodidos santiagueses. Yo me aproveché de que el 100Pipers me otorga habilidades especiales y evité todo peligro.

Así mas o menos acabó mi noche de miércoles. Una de las mejores noches santiagueses de todas las que casirrecuerdo.

El jueves estaba tan muerto que ni siquiera el Paintball consiguió moverme. Necesitaba energías para no joder la noche del viernes.

Porque el viernes noche iba a ser inicialmente sólo ir a ver IronMan (gran peli y gran critica del Mago) con mis compañeros gaiteiros (Mago y Foker). Pero todos sabemos que la fiesta tira y que una vez fuera de casa en horario nocturno no acabar saliendo es casi un imposible.

Así que nos vimos a Robert Downey Jr. hacer de playboy multimillonario embutido en su armadura dorada y después nos fuimos a tomar algo. Y hasta el Playa.

La primera parada fue el sitio donde te tiran arroz en la cerveza para que se te corra toda la espumita. Como veníamos de ver una peli muy varonil, los tres decidimos que no era el momento idóneo para beber de vasos fálicos que se corren con espuma blanca, así que nos pedimos unas cervecicas sin arroz.

Acabadas las cervezas no fálicas, piramos directos para el recinto postcine por excelencia (bueno, postcine, postbotellón, postcena...): el Grietax.

Allí pasó lo de siempre. Muchas copas (vaso de sidra = Capitán feliz), muchas más copas, un par de puritos sabor vainilla (allí se fue la masculinidad ganada por IronMan) a los que nos invitó Saul (increíble que aun me acuerde de su nombre...) y aguantar a Cynthia.... Quien, por cierto, nos debe unos gofres con chocolate. No lo olvidaré.

También me encontré a Adri y a Carlitos en el Grietax. Estaban con ellos dos colegas de Carlitos de Zaragoza, creo. Hablamos un poco de todo, intentamos llevar a cabo una transacción comercial (fallida) y quedamos en vernos el sábado de fiesta. Cosa que no ocurrió, si mis lagunas no me engañan... Nunca dejes de leer las Cronotajas, Litos.

El Playa está ligeramente difuso en mi memoria, pero no me cabe duda de que me lo pasé como un cabrón. Aunque estos me dejaron solo para ir fuera a ser buenos drogadictos y fumarse un petilla. Antes o después salí, fui hasta su lugar de descanso en la playa y cuando finiquitaron el asunto, tiramos cada uno para su casita.

Solo hay una cosita más que añadir de la noche del viernes y es para el marikita de Lou: Deja que la Pija cene sola y vente de fiesta con nosotros como si de verdad fueses un hombre y un gaiteiro. Vergüenza debería de darte, dejar tirados a tus compañeros gaiteiros.

El sábado también hubo fiesta, porque como bien dice el título de esta Cronotaja: "no hay dos sin tres".

Aún así, la diversión del sábado sabadete empezó antes de la fiesta nocturna. Porque tocó tarde de Paintball. De cinco a nueve y tantas, nos convertimos en los putos hombres de Harrelson y nos dedicamos a machacarnos los unos a los otros a base de bolazos. Tengo un par de buenas marcas para demostrarlo.

Esto del Paintball es un vicio.

De la tarde de violencia pasamos a la noche de juego, alcohol y depravación. Me di una duchita rápida en casa y piré para casa de Gerard el Blanco, donde me esperaban EL EIGO y él con unas pizzas. Cenamos, me tomé un RedBull porque no podía con mi puto cuerpo y después empezó el juego.

Les demostré de nuevo que no son rival para el Capitán 100Pipers y los destrocé al poker. Una victoria de esas que están claras desde el principio... como tiene que ser. Conste que el premio del ganador dejaba bastante que desear (era una mísera copa), pero la victoria tiene más valor moral que otra cosa. Demostrar a esta gentuza que no están a la altura es el mejor premio para mí.

Entre escaleras, fulls, tríos y pokers, el Blanco y yo nos bebimos una botellita de los Cien Gaiteiros, la segunda de la semana. EL EIGO se bebió unas Shandy´s, como buen marikita que es.

De casa de Gerard fuimos para el BarBas, donde estaban el Pekeñín ya regresado del concierto de Corso, el poli más duro de Cuatro, y River, el hombre más fuerte del mundo mundial.

Bebimos un poquito... un poquito de más. Recuerdo copas y chupitos en el BarBas. Iba ligeramente alcoholizadísimo. Fuimos para el Wish, sitio que no me gusta un carajo y yo para hacerle un favor a Gerard le fui pidiendo una copa mientras me pedía yo la mía. Pero desde que su vestimenta tiene colores ya no nos entendemos tan bien como antes, y resulta que el cabrón ya se había pedido su propia copa.

Mierda de Sr. Blanco. Por su culpa tuve que beberme dos copas...

Después fuimos al Grietax, donde no recuerdo que hice.

Finalmente fuimos para el Playa, donde tampoco recuerdo muy bien lo que aconteció. Cosas de la noche.

Acabé empapado y yéndome a casa en taxi.

Un puente largo de fiesta, resaca y paintball. Se puede hacer peor.

Se acabó lo que se daba, hasta aquí ha llegado la Cronotaja Nº16 + 17 + 18. Si os ha gustado dejad un comentario, si no os ha gustado sois gentuza y casi que mejor dejeis de respirar un rato y os ahorreis los horribles años que os quedan de vida.

Que los Cien Gaiteiros Dorados guíen vuestras tajas y emborrachen a vuestras mujeres.

Mucha fiesta y a pasarlo bien.

Lou Marikita. Chema marikita.

4 Hielos:

Anónimo dijo...

jajajaja...buenisima la cronotaja,grandes las hazañas del capitan y Gerard el blanco xD.este sabado hay que repetir¡¡¡¡nos vemos

PD:el señor de la noche/Riddick

L02 dijo...

Dios acabas de resumir tres noches en el tamaño de una...admirable.Me acabo de enterar que eran de vainilla...xd
Este jueves fiesta.

PD:LouKe gay

Anónimo dijo...

joder capitan,solo dos comentarios,se ve que no supieron apreciar esas tres grandes noches,que mal xD.te vere el sabado jajaja

PD:el señor de la noche

One Eyed Joe dijo...

Escoria todos ellos!!